La PCR, siglas en inglés de ‘Reacción en Cadena de la Polimerasa’, es una prueba de de diagnóstico directa que permite detectar el ARN del COVID-19, es decir, en el material genético del virus, a partir de unas muestras respiratorias que deben ser tomadas en la zona posterior de la faringe. Se trata del test más fiable para detectar la presencia del virus y el que recomienda la OMS para determinar si un paciente necesita atención médica.
La muestra se toma realizando un simple hisopado en la nariz y/o garganta del paciente. Aunque la extracción de la muestra es un procedimiento sencillo, es importante que sea realizado por personal médico cualificado que se asegure de tomar una muestra amplia de las secreciones del paciente que puedan contener el virus.
La detección molecular del virus COVID-19 es muy específica, por tanto, un resultado positivo confirma la existencia de una infección activa y que el paciente es capaz de contagiar a otros individuos. Hasta que la PCR no es negativa, se considera que el paciente es potencialmente contagioso y debe permanecer aislado. Sin embargo, un resultado negativo no siempre significa ausencia del virus ya que depende de la carga viral de la muestra. Si se obtiene un resultado negativo de un paciente con alta sospecha de infección por el virus COVID-19, se deberá confirmar con una nueva prueba.
Debemos recordar que la prueba PCR determina si existe o no presencia del virus, no la cantidad de virus que posee el paciente, lo que se denomina carga viral. La prueba de carga viral, por ahora, solo se puede determinar en centros de investigación, pero no en una clínica. En algunas personas infectadas, esta prueba puede ser positiva durante mucho tiempo, aunque lo habitual es que el resultado sea negativo en unas semanas, siendo más prolongado en casos de enfermedad más grave. Algunas personas ya curadas pueden mostrar PCR positivos persistentes sin que haya virus completo, sino fragmentos.
Para personas sintomáticas contamos con los test rápidos de antígenos de ROCHE, que con una fiabilidad de casi un 100% nos dice si tenemos o no Covid-19 en tan sólo 20 minutos y podemos tomar las medidas necesarias para tratar la Covid-19 cuanto antes.
El test rápido se realiza mediante hisopado en la nariz igual que el PCR, y la información que aporta es si en ese momento el paciente padece o no infección por COVID-19. Los resultados del test rápido se conocen en tan sólo 15-20 minutos. En caso de un resultado positivo, el paciente debería someterse a una prueba PCR para confirmar el positivo con total seguridad. En este caso los positivos en test rápido de antígenos son comunicados a la CAM al igual que los positivos en PCR.
La prueba serológica de coronavirus es un método de diagnóstico indirecto que, en lugar de detectar propiamente al virus SARS-CoV-2 (causante del covid-19), proporciona información sobre nuestra respuesta inmunológica frente al virus, a partir de una muestra de sangre.
Esta test serológico consiste en una extracción de sangre, cuyo análisis permite detectar los anticuerpos de Coronavirus que produce el organismo como consecuencia de la infección. La prueba se puede realizar a través de los denominados “test rápidos”, son similares a los test de embarazo y con menor fiabilidad en laboratorio, mediante procesos más complejos y que presentan mayor fiabilidad.
Nuestro cuerpo posee un sistema defensivo frente a infecciones de cualquier tipo, llamado sistema inmune. Este sistema tiene una forma de detección de agentes externos y generación de anticuerpos que se denominan inmunoglobulinas: proteínas que reconocen, captan y bloquean los virus para que las células del sistema inmune puedan reconocerlos y eliminarlos. Existen cinco tipos de inmunoglobulinas: IgA, IgM, IgG (con varios subtipos), IgE (relacionada con las alergias) y la IgD. En caso de infección, nos interesan dos tipos de inmunoglobulinas: la IgG y la IgM. Las inmunoglobulinas no determinan la presencia del virus, sino la respuesta inmunológica de nuestro cuerpo cuando hemos estado expuestos al virus. La inmunoglobulina M (IgM) se detecta antes y desaparece también antes que la IgG, que aparece un poco después y puede desaparecer o permanecer, incluso en ocasiones indefinidamente. La permanencia de la IgG en sangre varía mucho entre personas y de una infección a otra.
El periodo de incubación o fase asintomática de la infección es de 3 a 7 días de media, con un máximo de 14 días. La producción de los anticuerpos de tipo IgM suelen coincidir con el inicio de los síntomas y no suele durar más de dos semanas. La secreción de los anticuerpos de tipo IgG se produce entre los días 5 y 7 desde el inicio de los síntomas. Estos permanecen durante más tiempo y son indicativos de inmunidad.
Diferencias entre los ensayos inmunológicos Clia y Elisa
Para la detección del Covid-19 existen dos tipos de ensayos inmunológicos deferentes que los laboratorios emplean para el diagnóstico. El kit Elisa es muy versátil y se usa para detectar bajas concentraciones del virus mediante un cambio de color en el test. Estos ensayos no sirven para detectar de forma cualitativa la presencia del virus, pero también nos da información cuantitativa sobre la concentración del mismo.
Sin embargo, aunque los dos tipos de ensayos se usan actualmente, Clia ha ido ganando terreno ya que tiene una ultra sensibilidad y pormenorización por lo que nos da resultados con un 100% de efectividad, gracias a la sensibilidad de la luminometría que tienen el químico que nos avisa de la presencia vírica, frente al Elisa que nos garantiza un 95%.
En Magnetosur siempre prima la salud de los pacientes y por ello hemos decidido emplear los ensayos Clia para ser capaces de garantizar unos resultados 100% fiables, aunque ello suponga una mayor inversión en equipamiento para ser capaces de leer la quimioluminiscencia de los test.